Una cálida bienvenida
Merhaba
Para llegar hasta aquí, se ha atravesado el Anti-Atlas y, por tanto, ya se ha conocido el inicio del Sahara. Te sientas en la terraza de la azotea y disfrutas de un aire fresco y agradable. Su mirada se posa en el paisaje. Se oyen sonidos extraños en la distancia. Un burro rebuzna. El almuédano canta. La tierra se vuelve roja. El sol se pone. Las primeras estrellas se hacen visibles.
Toda la instalación se ha diseñado para que los usuarios de sillas de ruedas también puedan sentirse cómodos en cualquier lugar.
Poesía e individualidad
Lo que nos distingue
La Rosa del Sable representa la poesía y la individualidad a partes iguales. La ubicación del hotel en medio de antiguas palmeras no tiene parangón en el Valle del Drâa. El terreno que rodea la propiedad está sometido a una estricta protección medioambiental. El largo oasis fluvial del Drâa serpentea desde el pie del Anti-Atlas hasta la Hamada (desierto) del Drâa. Millones de palmeras datileras bordean las orillas. En su singularidad, el oasis ha servido de telón de fondo para muchas producciones cinematográficas.
A medio camino entre Ouarzazate y Zagora se encuentra la pequeña ciudad de Agdz. Allí nos encontrará. El hotel, construido totalmente en estilo local, se integra en su entorno. El interior ha sido diseñado con gran atención al detalle para crear una acertada mezcla de estilo y confort. Los muebles hechos a mano de tamaris -una antigua madera del desierto- tienen encanto. Las granadinas florecen y los higos maduran en el jardín. En realidad, uno quiere quedarse aquí para siempre, pero el valle llama a encuentros y aventuras.